jueves, 30 de mayo de 2013

Cuento premiado en el Certamen relato breve del IES SANJE

EL BOSQUE DE LAS RISAS DE LOS NIÑOS
Celia Cava Fernández
                   

Hace mucho mucho tiempo existía una aldea llamada Barquis.  Sus habitantes eran gente humilde y trabajadora, sus casas todas hechas de piedra y en los tejados, altas chimeneas. Pero lo mas bonito que tenia Barquis era su grande y precioso bosque.

En el había flores de todos los colores, árboles altos y fuertes y verdes valles en los que poder tumbarse y sentir el frescor de la hierva.

Todos los domingos, los habitantes de Barquis se iban al bosque con sus hijos a comer, a jugar y a divertirse. Para grandes y pequeños ese era, sin duda, el mejor día de la semana.

Nadie imaginaba lo que pasaría el primer domingo de primavera, cuando al caer la tarde, Marcos, el hijo mayor del carpintero que solo tenia seis años, desapareció.

Marcos era un niño moreno de pelo ondulado, de carácter alegre y divertido, casi siempre estaba sonriendo y le gustaba mucho jugar a la pelota con su hermano pequeño Carlos, de pelo rubio y con grandes ojos azules. Carlos era bastante más revoltoso, muy inquieto y aunque solo tenía cuatro años, siempre jugaba con los mayores.

Todos los vecinos ayudaron a buscar a Marcos durante toda la noche y las semanas siguientes, pero no había rastro de Marcos, solamente encontraron la pelota con la que jugaba.

Sus padres estaban destrozados y lo único que les daba fuerzas era su hijo pequeño Carlos.

A partir de ese día todo cambio. Las familias dejaron de ir al bosque los domingos, y prohibieron a sus hijos acercarse allí.

Poco a poco todas las flores y árboles se fueron secando y aquel paisaje que fue un paraíso de color, se convirtió en un lugar frió y oscuro. Todos en la aldea le llamaban  “el bosque maldito”.

Pasaban los meses y Carlos no paraba de preguntar por su hermano. Que donde estaba, que que le había pasado, que por que no venia a jugar con el …

Sus padres no sabían que hacer ni que decirle. Le compraban cuentos y hasta le regalaron un perrito llamado Tobi, para que Carlos no echase tanto de menos a Marcos.

Casi había pasado un año de lo ocurrido cuando una noche Carlos escucho a sus padres:

-Pronto hará un año que desapareció nuestro hijo. ¿Crees que aun seguirá en el bosque?, dijo la madre. No se, sabes que toda la aldea nos ayudo, pero a veces pienso que no lo buscamos bien.

            A la mañana siguiente Carlos se lo contó a sus amigos y en lugar de jugar en la plaza se fueron al bosque.

            Los cinco amigos junto con Tobi comenzaron a buscar a Marcos y casi sin darse cuenta comenzaron a correr y a jugar entre ellos, cuando de pronto, Carlos tropezó y cayo de espaldas sobre un tronco.

- ¡Ah, que daño!

- ¡Carlos, Carlos! ¿Estas bien? – gritaron sus amigos.

Entonces Tobi se abalanzo sobre el de un salto y comenzó a lamerle toda la cara.

¡Oh no Tobi, para por favor, que asco…!

Y todos empezaron a reír y a reír sin parar, cuanto mas reían Tobi mas lamía la cara de Carlos, dando saltitos y moviendo el rabo.

Cuando por fin consiguieron calmarse, se quedaron totalmente paralizados al ver que había montones de flores a su alrededor y que el resto del bosque seguía oscuro.

Estaban tan asombrados que se quedaron en silencio un rato y entonces escucharon una voz muy bajita que decía:
 - ¡Aquí, aquí ayudadme!

- ¡En las flores, aquí abajo!
            
Los niños se acercaron y descubrieron que en cada flor había una pequeña hada.

- ¿Quienes sois? Pregunto uno de los niños.

- Somos las hadas del bosque y vivimos gracias a las flores.

- ¿Y que queréis de nosotros?

 - Hace mucho tiempo, este bosque estaba lleno de flores en las que vivían hadas como nosotras. Para que las flores vivieran necesitaban las risas de los niños, que acompañadas por sus padres venían a jugar todos los domingos.

Pero hace un año, la bruja de la casa gris, que odia las flores, hechizo a un niño llamado Marcos.

 - ¡Ese es mi hermano!, grito Carlos.

 - ¿Donde esta, que le ha hecho?.

Tranquilo, el hechizo no le deja reír y poco a poco, los niños dejaron de venir y las flores se marchitaron.

Pero hoy gracias a vuestras risas, podemos volver a vivir y si nos ayudáis, juntos salvaremos a Marcos.

- ¡Bien! ¿Y que tenemos que hacer?

- No sabemos donde esta la casa gris.

- En la zona mas adentrada del bosque, hecha con grandes piedras y rodeada por una valla de madera seca y vieja, allí se encuentra.  Contestaron las hadas.

- ¿Y como podemos llegar a ella?.  Preguntaron los niños.

- ¡Solo tenéis que reír! .  Le contestaron las hadas.

Así con las risas de los niños, las flores fueron creciendo hasta llegar a la valla de la casa gris.

La bruja al oír ruidos salio de la casa gritando:

- ¿Quien anda ahí?

Los niños se asustaron al ver a la bruja tan fea, pero uno de los árboles estiro una de sus ramas hasta coger a la bruja por los pies y la levanto del suelo dejándola colgada boca abajo.

- ¡Ah!  ¡Soltadme malditos!

Los niños al verla colgada, comenzaron a reír y a reír.

- ¡Noooooo callad!  Gritaba la bruja.

Y ellos más se reían.  Fueron tantas las risas que la bruja empezó a echar humo por las orejas hasta que murió.

Los niños entraron en la casa y allí estaba Marcos, que al ver a su hermano, el hechizo se rompió y por fin sonrió.

Cuando Carlos llego a casa de la mano de Marcos, sus padres no podían creerlo. Los vecinos se quedaban asombrados al verlos. Cuando los niños explicaron lo que había pasado casi nadie les creyó,  así que decidieron ir todos juntos para verlo.

Y mas sorprendidos se quedaron cuando vieron el bosque que volvía a tener todas sus flores de mil colores.

Desde aquel día en aquel bosque siempre hay niños jugando y riendo. Y dejo de llamarse el bosque maldito, para llamarse: “EL BOSQUE DE LAS RISAS DE LOS NIÑOS”.


                                  
                                                          
                                                                       Fin.  


Celia Cava Fernández.

sábado, 18 de mayo de 2013

Decálogo del escritor, según Ana María Matute


Decálogo del escritor
Según Ana María Matute


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1
El escritor nace, no se hace: es una cuestión de ser o no ser
2
Escribir es también una forma de protesta. Casi todos los escritores comparten el malestar con el mundo.
3
Mientras haya un poeta, la poesía existirá.
4
Maestros, modelos, estudios nunca estorban y pueden ayudar; pero no crean.
5
Escribir es siempre muy difícil, sobre todo hacerlo de forma aparentemente sencilla.
6
Lo “políticamente correcto” casi nunca es literario.
7
Para un escritor, no hay universidad ni escuela que enseñe lo que enseña la vida.
8
Escribir no es solamente una profesión y una vocación: es una forma de ser y de estar.
9
Un libro no existe en tanto alguien no lo lea. Y nunca nadie lee el mismo libro.
10
El día que yo piense que he escrito algo perfecto, estaré muerta (como escritora).

martes, 14 de mayo de 2013

POEMA DE AMOR de Manuel Acuña

POEMA DE MANUEL ACUÑA

Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más. 
               



lunes, 6 de mayo de 2013

EXPOSICIÓN EN LA BIBLIOTECA 2012-2013: LA LITERATURA FANTÁSTICA Y EL CINE


   En estos días podéis ver en la biblioteca y otras partes del centro la exposición LOS SERES FANTÁSTICOS Y LA LITERATURA. Os dejamos varias fotos:









Ganador 3er. enigma